Viaje por Bélgica, 2ª parte.

Hola de nuevo! Lo prometido es deuda y ya tengo listo el post para contaros el resto de nuestro viaje por Bélgica. Allá vamos.

Día 3. Brujas y Amberes.

Brujas es una ciudad pequeña, aunque con muchas cosas para ver. Como os decía, es una ciudad que parece salida de un cuento, enamora a todo el que la visita con los canales y las torres que pueblan sus calles medievales. Llegamos a la estación y tras dejar las maletas en la consigna de la estación, cogimos un autobús hasta el centro de la ciudad.


Estación de Brujas.


Nuestra primera parada fue Grote Markt, la gran plaza de Brujas presidida por la Belfort y la plaza del Burg. En la Grote Markt había un mercado y estaba la plaza llena de gente. Increíble la cantidad de tiendas donde comprar chocolate, cervezas, etc.





Plaza del Burg.


Decidimos coger una de las múltiples barcas que te llevan por los canales. Sin duda la mejor forma de conocer esta ciudad. Impresionantes vistas desde los canales de las preciosas casas de la ciudad.







Para aprovechar bien el tiempo comimos unos bocadillos sentados en la Grote Markt y ya de camino a la estación, visitamos la Iglesia de Nuestra Señora. También un lugar precioso y que no se puede dejar de visitar.




Nuestro recorrido por Brujas tocaba su fin y debíamos coger el tren para viajar hasta Amberes, lugar dónde íbamos a pasar la noche y otra ciudad que merece la pena de visitar. Amberes está al norte del país, muy cerquita ya de Holanda, por lo que el viaje en tren desde Brujas fue un poquito más largo, de algo  más de una hora y media.

Llegar a Amberes en tren es espectacular, la Estación Central de la ciudad es preciosa, está considerada como una de las estaciones ferroviarias más bellas del mundo, con una estructura de cristal y una cúpula impresionantes. 


La Estación Central de Amberes desde los andenes.

Amberes es una ciudad universitaria, muy cosmopolita y llena de vida. Tras dejar nuestro equipaje en el hotel nos dirigimos caminando hacia el centro histórico de la ciudad, a través de una avenida llena de tiendas y centros comerciales. Está considerada como una de las capitales de la moda europea, así que os podéis imaginar la cantidad de tiendas que hay en la ciudad.





Tocaba sentarse a cenar y nos tomamos una pizza en una de las numerosas terrazas que hay por toda la ciudad. Ya de noche, nos acercamos hasta las orillas del río Escalda, que baña la ciudad y ya está muy cerquita del mar. De hecho, el puerto de Amberes es el segundo más grande de Europa.






Dia 4. Amberes y Bruselas.

Tras desayunar, la idea era dar un paseo por la ciudad, ir de tiendas y comer antes de regresar a Bruselas. Una de las atracciones turísticas de la ciudad es la casa natal de Rembrandt, que se puede visitar en pleno centro de la ciudad. 







No podíamos dejar de probar uno de los platos típicos, el fish and chips. Habíamos leído recomendaciones de que uno de los mejores sitios para probarlo era Bio Mara, un pequeño restaurante cerca de la Grote Markt. Muy recomendable, estaba súper bueno.





Tocaba regresar a Bruselas, dónde íbamos a dormir las dos noches siguientes y seguir visitando la capital belga. Dejamos las maletas en el hotel y nos dirigimos a visitar la zona del Palacio Real de Bruselas y el barrio de Grand Sablon, uno de los más exclusivos de la ciudad, situado en la parte alta de la misma y  cuyo centro neurálgico es su plaza, presidida por la iglesia de Notre Dame.





Después de reponer fuerzas, nos dimos un vuelta por la Grand Place, llena de gente viendo espectáculos callejeros. Es realmente espectacular verla de noche. 




En el siguiente post os contaré nuestros dos últimos días en Bélgica. Una visita a Lovaina y seguir conociendo un poquito más Bruselas. 

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